domingo, 15 de noviembre de 2009

El amigo Eduard(o) Escartín (III)

Pujol y el obispo Carrera “inventan” el integrismo nacional-católico catalanista

Escartín posee una sólida cultura histórica sobre la época contemporánea del catolicismo y la política de Cataluña. Por ello en su venoso estudio, impropio de un católico que ha de orillar la falsedad y la calumnia, bajo el título de “El síndrome Pujol-Carrera”, también conocido como de “la botigueta”, en veinte páginas afirma que CiU y la Unió Sacerdotal “junto con el mundo clerical catalanista moderado adolecen del síndrome Pujol-Carrera, también conocido por el de la ‘botigueta’. Se trata de un matrimonio contra-natura consumado con el progresismo político-teológico por temor a perder el control del negocio”.

Olvida que ni Pujol ni Carrera han sido progresistas, de quienes han recibido ataques y desplantes, pero desde su posición de gobierno han tenido que dialogar con progresistas (léase marxistas) políticos y teólogos de todos los frentes. CiU y el catolicismo catalanista, según Escartín, son herederos parciales del tradicionalismo tomista de Balmes, el canónigo Collell y los obispos Morgades, Torras i Bages y Vidal i Barraquer. Considera a CiU el partido de los “botiguers” (tenderos) que tienen nula sensibilidad “para el debate y contraste de ideas”. Precisamente Pujol y Carrera han elaborado un pensamiento propio, muy influido por el Concilio, que es la gran bestia negra de los integristas como Escartín. Este insiste en el desprecio por los “botiguers” y los menestrales, que es la clase de la que él procede… Autoodio.

Y acto seguido niega que los denostados personajes, “botiguers”, sean herederos de la tradición de Balmes y Vidal i Barraquer. ¿En qué quedamos? Y relaciona ad absurdum el regalismo del siglo XVIII (el rey presentaba candidatos a obispos) con el “nacional-catolicismo catalanista actual”. Todo viene de la campaña “Volem bisbes catalans” (1966) en la que participaron Pujol, Manent y Cañellas, según afirma Escartín, y que pedía obispos surgidos de las diócesis catalanas, como sucede en Bélgica donde un valón jamás será obispo de una zona flamenca. Esto no es regalismo sino visión pastoral y justicia. El obispo forastero llegaba y llega como un gobernador civil. Escartín y Germinans, anticatalanistas, se lamentan de que en cuarenta años no haya aterrizado en Cataluña ningún obispo castellano, aunque ahora buscan la vía de los valencianos desarraigados y españolistas.

Y Escartín vuelve a negar la continuidad entre el pensamiento religioso de Cataluña de los años cincuenta hasta hoy con la línea Balmes-Vidal i Barraquer. Y, más descabellado todavía, afirma que “si el nacional-catolicismo español es fruto del integrismo español, ergo el nacional-catolicismo catalanista es hijo de integrismo catalán”. Conclusión grotesca y malintencionada y, todavía más, declara que “marximo e integrismo son dos caras de una misma moneda”. Escartín aquí usa esta definición para inculpar, en el fondo, a Pujol y Carrera de padecer ambas lacras. Los que han conocido a ambos personajes saben que formaban parte de la tradición Torras i Bages, Vidal i Barraquer y Carles Cardó, quien distinguió en El gran refús la espiritualidad mística de la Iglesia española de la apertura dialogante de la que peregrina en Cataluña. Pero Cardó es otra de las bestias negras de Escartín, el canónigo “rojo”, perseguido por la FAI y también por los “nacionales”, representante en definitiva de “la tercera España”, partidaria de la paz entre ambos contendientes.

Cardó es tildado de maniqueo y racista por Escartín. El romanismo del canónigo no le interesa, pero sí que le aborrece por haber mantenido la bandera de un Catolicismo con personalidad que se basa en la tradición espiritual, que no es la española. Y vuelve a la cantinela del pobre don Marcelo González, enviado a Toledo por los catalanistas. Escartín haría lo mismo si le impusieran a un obispo portugués… Y, desconocedor de toda la historia, elogia el derecho de presentación de obispos a finales del siglo XIX porque entonces fueron nombrados obispos Torras i Bages y Josep Morgades. Se dio una circunstancia favorable que él desconoce: el ministro de Gracia y Justicia era Manuel Duran i Bas, catalanista. Y por otra parte, el profesor deja entrever como si Pujol tuviera el derecho de presentación de obispos, que era del Estado y ahora de Rouco-Nuncio-Secretaría de Estado. Lo único que podía hacer Pujol y el catolicismo conciliar no era presentar a un obispo sino una campaña contra el nombramiento de un funcionario español. En el resto del estudio Escartín reitera sus tópicos como el poder eclesiástico del pujolismo, “el amo del colmado”, frase de mal gusto porque Escartín podía haber regentado un colmado de no haber estudiado. La diatriba se diluye, pero el veneno y la fobia son dos factores que se repiten.

Fobia que siempre demostró, públicamente y escondido bajo seudónimos, contra el obispo Carrera, desde las distintas plataformas en las que ha colaborado, especialmente los periódicos Abc y La Razón. Carrera sabía perfectamente quién era el autor de las andanadas que periódicamente tenía que soportar desde las páginas del Abc. Pero el odio y autoodio de Escartín le llevó a escribir el venenoso estudio. Aunque ahora los principales columnistas de Germinans profesen amor eterno al malogrado obispo Carrera, la obra de Escartín les contradice palmariamente. Mienten con descaro, como decíamos semanas atrás. Eduard(o) Escartín es el culpable de sus mentiras.

4 comentarios:

  1. Disculpe mi ignorancia, Sr A: ¿Qué es un "venoso" estudio?
    Por una vez le doy la razón, Sr A: CiU no es el partido de los botiguers. Nunca lo ha sido, a no ser que se considere a "El Corte Inglés" como una botiga. Aparte, ya no quedan botigas: se las ha cargado el Corte Inglés precisamente.
    Ese análisis quizá podría ser correcto antes de la aparición y cuasi-monopolio de "El Corte Inglés" y otros grandes almacenes, amparados por una legislación y disposiciones administrativas, dictadas precisamente por CiU (¿gratis et amore? -Permítame dudarlo porque en esto nada es gratis-) restrictivas de la competencia, que benefician a los grandes almacenes precisamente, llevando a la ruina a los pequeños botiguers precisamente.
    Ahora, discúlpeme que estoy muy cansada y el resto del artículo es muy doctrinario. No estoy en condiciones de entenderlo bien. Otro día será.
    Además, sigo intrigada por la cuestión: ¿Qué es Conveniència i Corrupció? ¿Alguien me puede ayudar a resolver el enigma?
    No sé si esta noche voy a poder pegar ojo.

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  2. DELAFOGUERA."en la lectura debe cuidarse de dos cosas:escoger bien los libros y leerlos bien".JAIME BALMES.-

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  3. No seràs tú, Foguera, el que té atacs de tos al costat de l'Abat de Montserrat, segons es veu a Tele Gràcia.

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  4. Durna i Bas no era catalanista. Fou ministre amb Silvela, del Partit Conservador.

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